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PFAS Todo lo que necesita saber de un vistazo

El tema de los PFAS está omnipresente. Las autoridades debaten una prohibición en toda la UE, mientras que la industria pide excepciones. Los llamados "productos químicos perpetuos" están provocando polémicos debates: por un lado, son indispensables por sus extraordinarias propiedades, pero por otro, plantean enormes retos para el medio ambiente y la salud. La industria es consciente de estos riesgos y busca activamente soluciones y materiales alternativos para hacer posibles muchas aplicaciones y producciones.

En esta sección de preguntas frecuentes sobre PFAS respondemos a las cuestiones más importantes, desde lo más básico hasta los contextos técnicos y normativos más detallados. Esto le dará una visión rápida de la definición, los peligros, las aplicaciones, las alternativas, las opciones de reciclaje y las consecuencias de una prohibición.

Para profundizar más, también le recomendamos nuestro podcast sobre el tema de los PFAS.

Los PFAS son un grupo de más de 10.000 productos químicos sintéticos fabricados a partir de sustancias alquílicas perfluoradas y polifluoradas que se caracterizan por sus propiedades únicas de resistencia al calor, resistencia química y durabilidad. Se utilizan en numerosas aplicaciones industriales; los PFAS son especialmente indispensables en la tecnología de sellado, la tecnología de válvulas y la industria química, donde hacen que los procesos sean fiables y seguros. Pero los PFAS también se utilizan en medicina, por ejemplo en implantes, dispositivos médicos y medicamentos, donde la sustitución es difícil.

Estas sustancias son extremadamente persistentes y apenas se degradan en el medio ambiente. Por eso también se las conoce como "sustancias químicas eternas". Muchos de sus representantes se consideran tóxicos o peligrosos para la salud. Se acumulan en el suelo, el agua, las cadenas alimentarias y el cuerpo humano. Algunas sustancias como el PFOA o el PFOS ya están prohibidas por ser cancerígenas o tener efectos hormonales. La UE trabaja actualmente en una prohibición completa de los PFAS para proteger el medio ambiente y la salud a largo plazo.

Los PFAS se utilizan mucho en la industria química y de procesos, sobre todo cuando hay grandes exigencias de estanqueidad, temperatura o resistencia química. Por ejemplo, están contenidos en juntas, lubricantes, membranas, revestimientos y elementos deslizantes. Sin estas sustancias, muchos sistemas serían menos fiables, especialmente con medios agresivos como ácidos o altas temperaturas.
Además, los PFAS también desempeñan un papel clave en medicina. Se utilizan en marcapasos, catéteres, stents e implantes, donde garantizan la biocompatibilidad, la estabilidad y la seguridad. Los PFAS también son indispensables en la fabricación de determinados productos farmacéuticos, ya que garantizan la pureza y la resistencia química. En estos ámbitos, las sustancias PFAS se consideran actualmente vitales porque no existen alternativas equivalentes.

Sí, pero solo hasta cierto punto. Materiales como el grafito, las fibras de kevlar o el polietileno pueden utilizarse en algunas aplicaciones. Pero no alcanzan el rendimiento universal del PTFE (politetrafluoroetileno), un fluoropolímero especialmente importante. No existe un PTFE realmente libre de PFAS: se produzca como se produzca, sigue siendo PFAS. Por ello, la industria y la medicina trabajan intensamente en nuevos materiales que eliminen las PFAS siempre que sea posible.

Una prohibición total pondría en peligro casi todos los productos de la tecnología de accesorios y sellado, así como muchas aplicaciones médicas. Por ello, muchas empresas están trabajando en alternativas en grupos de trabajo y proyectos de investigación, pero el tiempo apremia: en algunos casos, se barajan plazos de aplicación de sólo 18 meses. Esto se considera poco realista, ya que no existen sustitutos equivalentes para muchas aplicaciones industriales y médicas.

El cambio a productos sin PFAS es un reto importante para una empresa. En primer lugar, es necesario analizar qué productos se ven afectados por una prohibición y, a continuación, probar materiales alternativos. También es importante colaborar estrechamente con proveedores y clientes e invertir en investigación y desarrollo. El objetivo es encontrar alternativas sin PFAS sin poner en peligro la seguridad y el rendimiento.

Sí, el reciclado de PTFE se considera un enfoque prometedor. Al recuperar y reprocesar juntas y componentes, se podrían conservar recursos y cerrar ciclos. El reto: también hay que garantizar el rendimiento y las homologaciones de los materiales reciclados.

No, es necesario diferenciar el debate, ya que el término colectivo PFAS abarca más de 10.000 sustancias. Mientras que algunos PFAS son críticos en productos de uso cotidiano (por ejemplo, ropa, utensilios de cocina), ciertos fluoropolímeros se consideran comparativamente inofensivos en aplicaciones industriales, sobre todo si no se liberan directamente al medio ambiente. Por ello, los representantes de la industria desean una regulación diferenciada.

Una prohibición general podría poner en grave peligro la competitividad internacional de las empresas europeas.

  • Seguridad de las instalaciones: Sin juntas y válvulas de PFAS, hay riesgo de averías.
  • Procesos de producción: Las industrias química, farmacéutica y energética se verían afectadas.
  • Riesgos económicos: Podrían perderse puestos de trabajo y fuerza innovadora. Por ello, muchos expertos abogan por periodos transitorios, restricciones específicas y soluciones de reciclado en lugar de una prohibición total.

La cuestión de los PFAS afecta por igual a la industria, la política y la sociedad. Aunque la normativa es necesaria, las empresas necesitan plazos realistas y alternativas prácticas. Esta es la única forma de conciliar seguridad, sostenibilidad e innovación.